martes, 12 de agosto de 2025

Rema mar adentro (crónica novelada del episodio evangélico)

 

REMA MAR ADENTRO

Miguel Castillo MSpS

 

Cronista: Aún la frescura de la mañana permanecía en el ambiente. La brisa del mar retrasaba el calor que dentro de unas horas seguramente se volvería intenso. Pero, aun sin calor, la gente que caminaba en la playa, los que vienen a comprar algo de pescado reflejaban en su rostro gestos nuevos, se les veía que venían buscando algo. También me extrañó que en ese día había más gente de lo normal. Y ¡qué mala suerte! Ahora que hay tanta gente no pudimos traer nada de pescado para vender.

 

(Música de olas)

 

Pedro: ¡Chinelas! Este mar amaneció de malas. No nos dio ni un mugre cangrejo para tragar. Hasta parece que todo se pone de acuerdo para darnos en la torre, ya nomás falta que nos orine un perro.

Pancho: Ya cálmate, Pedro, recuerda que Dios aprieta pero no ahorca. Hoy no se pudo, pero bendito sea Dios que no nos deja sin nada; de seguro mañana nos irá mejor.

Por lo pronto ya es hora de almorzar... no habrá caldito de pescado, pero por lo menos unas lentejas bien calientitas sí tenemos.

Abdón: (con tono de burla) Lo que le puede al Pedrito este, es que se cree el mejor de los pescadores de por acá y... ¡míralo, tan machín y ni siquiera una sardinita pudo agarrar! ¡Ja, Ja, Ja!  Vamos a ver si por lo menos pa´ lavar bien las redes sirve.

Pedro: (Muy enojado) ¡Cierra la boca condenado Abdón!, que no ando de humor para aguantar tus cosas. No me creo el mejor, soy el mejor y te lo puedo demostrar cuando quieras... ¡Ahorita mismo si quieres, no le´aunque esté desvelado!

Efraín: (con tono deprimido y harto, gritó): ¡Ya déjense de niñerías! Es lo único que saben hacer: pelear, gritar, echarle la culpa a los demás; como si no tuviéramos suficientes broncas. ¡Ya es bastante gastarnos el lomo a diario como burros y no salimos de pobres! de qué me sirve estar aguantando desveladas, tanto trabajo, y además sus pleitos, ¡si no logro salir de lo que hasta ahorita ya me tiene harto! ¡De plano... la vida es una mugre!...

 

Cronista: Los pescadores habían desembarcado y con los ánimos hasta el suelo, pues pasaron toda la noche tratando de pescar algo y no lograron nada.

 

Pancho: ¡Oigan! ¿No se les hace mucha gente en la playa y con este fresco?, es raro, nunca había visto tantos...

Mingo (Adolescente): Pues nomás ustedes son los ignorantes... Todo mundo sabe que por aquí anda el profeta; ese que se llama Jesús... Ese sí que es machín... cada vez que habla me pasa algo raro, dice lo que necesito oír, como si supiera lo que estoy necesitando... Él sí sabe de la vida... ¡Ah cómo me gustaría volver a encontrarlo y oír todo lo que dice! Al fin y al cabo, ya es mi amigo, la otra vez que andaba a´nca Pedro me saludó y estuvimos platicando, hasta le enseñé cómo se hacen los papalotes.

Pedro: ¡Hay sí... el mingo y su amiguito el profeta...! ¡Déjese de mensadas escuincle! y mejor échele ganas a su chamba pa´que sirva de algo!

Mingo: ¡Miren, allá viene... es Él... sí es Él!.... (gritado) ¡HEY... JESÚS!... ¡JESÚS!

 

Cronista: La gente cada vez era más. Se corrió la voz de que Jesús andaba en la playa y llegaban y llegaban cada vez más. Él se veía conmovido por ver a tantos paisanos como con mucha necesidad de escuchar algo que les hiciera bien, que les quitara la tristeza, la soledad, el vacío que muchos sentíamos. Por eso todos queríamos verlo y escucharlo... algunos se empujaban para encontrar un lugar muy cerca y querían tocarlo.

 

(Olas y mucha gente)

 

Jesús: ¿Qué tal doña Susana? ¡Qué gusto volverla a saludar!... ¡Hola don Juan¡ ¿ya está mejor de su rodilla?...  ¡Mingo... hey muchacho! ¿cómo te portas eh?, apenas te alcancé a ver entre tanta gente... oye... ¿tu sabes de quien son estas barcas?

Mingo: Sí una es de Pedro, el viejo mula con el que trabajo, ¿la necesitas? ¿quieres que le llame?

Jesús:  Sí mingo, hazme ese favor, dile que venga ¿sale?

 

Cronista: Jesús se subió a la barca de Pedro y desde ahí pudo saludar a más gente, parece que en dos días ya había conocido a todo el pueblo. En eso llegó Pedro, un poco extrañado y se subió con Jesús a su barca; pero no lo interrumpió, y así fueron subiendo a la barca Abdón, Efraín y los demás.  Jesús otra vez nos habló con esa pasión y con ese modo que encendía nuestros corazones. No necesitaba muchas palabras para convencernos de que la vida vale la pena, de que Dios está de nuestra parte; de que nosotros podíamos volver a ser buenos; de que, aunque a veces la vida se pone oscura, Dios siempre nos escucha y hace algo con nosotros, pues para Él nosotros somos parte de su corazón.

 

Jesús: ...!... así es que... amigos Dios ya está haciendo lo suyo, vamos a corresponderle haciendo nosotros los que nos toca. Hay que arriesgarse, hay que confiar, dar de nosotros confiando que Dios no nos deja... cada quien en lo que Él nos puso: en la familia, en la chamba, en el barrio... y a ti Pedro, en la pesca...¡vamos, anda... a pescar! ¡Arriésgate!

 

Pedro: Ni hablar Jesús, usté sí que me convenció, tienes razón en todo lo que dices... me cae que tienes mucha razón... (Pedro se recupera de la confusión y el asombro) Pero eso de pescar ahorita... si apenas regresamos; estuvimos toda la noche y nada, ni un pescadito pa´un caldo, nada... Pero... tú me das confianza compadre, se ve que sabes...¡total, ya estamos arriba! Así es que... ¡a darle marineros que no hay pa´comer!

 

Cronista: Todos conocían a Pedro, sabían que a nadie le permitía que le dijera cómo se hacen las cosas y se extrañaron que aceptara la sugerencia de Jesús de ir a pescar. Por primera vez alguien sin alegatas lo había convencido. Parecía que toda la nobleza de Pedro le opacó su mal genio... y remaron hacia donde estaba más hondo, y echaron las redes.

 

Pedro: ¡Caray marineros de agua dulce!... se siente muy pesada la red, ¿será posible que esté pasando lo que veo?  ¡Jajay... sí es posible! ¡Vean nomás cuanto animalero traemos en la red...! ¡YiiJajay!  ¡¿No que no salían pescaditos?!.  ¡JA, JA, JAY! ¡Órale campeones! ¡A jalar, que no hay que dejar que se nos vaya ninguno...¡ ¡Mingo... Mingo... Háblales a los de l´otra barca, que se vengan de volada a echarnos la mano...!

 

Cronista: A Pedro le brillaba el rostro de alegría y todos al verlo así, también se alegraron. Todos sabían que se estaba cumpliendo lo que Jesús dijo: Dios está haciendo lo que le toca, y faltaba que nosotros le creyéramos y nos arriesgáramos haciendo lo que nos toca. Fueron las dos barcas y las llenaron las dos, tanto que casi se hundían; y si hubiera habido otras tres, las mismas que se hubieran llenado. A Pedro la alegría le llenó tanto que lo vimos como pocas veces: conmovido, se le llenaron los ojos de lágrimas y entre alegría y arrepentimiento notamos que algo había cambiado dentro de Él.

 

Pedro: ¡De Plano....snif... eso es lo que en estos días había estado pensando... que no servía para nada... un pescador que no sirve ni para pescar... un grandulón que todo mundo o le tienen miedo o no lo quieren... por eso debía demostrarme a mí mismo y a los demás que yo sólo podía ser el mejor, no me importaba que no me quisieran.  Pues yo mismo me bastaba.

Ya entendí Jesús, yo sólo no puedo, no soy lo que presumo, ....soy un miedoso que esconde su miedo en los gritos y en tanta palabrería que impresiona... snif... Y llegas tú que apenas me conoces y me tratas como nadie me había tratado, sin miedo y sin distancia, y te subes a mi barca como si fuera la tuya y me haces entender que Dios no hace las cosas como yo quiero sino como Él quiere, y... snif.... y me ayudaste a sentir la necesidad de mis marinos... y...y ¡PERDÓN...AMIGOS! ...¡PERDÓN HERMANOS!... PERDÓN TODOS! Ahora ya sé lo que les he hecho... perdón. ¡Jesús... Gracias... perdón... mejor déjenme solo...perdón!

Jesús: ¡Tranquilo Campeón!... ¿Sabes que para Dios eres mucho más de lo que tú crees? ¡Te entiendo! ...Sé que da mucho miedo cuando ves todo lo que Dios quiere darte y lo poco que le puedes dar... no tengas miedo! ¡Dios confía en ti, porque él sí te conoce...! y ¿sabes qué? creo que necesito un grandulón como tú, que sepa pescar.

Mingo: ¡Órale...! nunca me habría imaginado verlo llorar don Pedro... no se apure, la verdad es que, aunque a veces le digo mula, no creo tampoco que sea usté malo. ay usté disculpe si a veces me ha mandado con usté, pero ya deje de llorar, íre cómo lo ve la gente, qué van a decir...tan grandote y tan chillón. ji, ji, ji. ¿verdad Jesús?

Jesús: Ja, Ja, Ja, sí Mingo... a ver: ¿quién se apunta?... de verdad Pedro, necesito algunos como tú... Como ustedes muchachos... necesito valientes que quieran pescar, pero que de ahora en adelante pesquen hombres vivos. Vamos a salvar a muchos de la desesperación y la desesperanza. Te quiero pa´que seas Pescador de hombres Pedro... Yo sé que tú no te echas pa´tras

Pedro: ¿Ya ven mis marinos? Este Jesús sí que sabe con quien habla Juar, juar, juar, ... ¡Qué Caray! ¡Claro que sí Jesús, cuenta conmigo! ya´stoy más puesto que un calcetín...

 

Cronista:  Mientras todo eso pasaba la barca llegó a la orilla de lago. Desembarcaron todo, llenos de alegría y cantando y bromeando limpiaron todo y se fueron a casa de Pedro, quien ya había decidido, junto con otros, dejarlo todo para irse con Jesús.