REMA MAR ADENTRO
Miguel Castillo MSpS
Cronista: Aún la
frescura de la mañana permanecía en el ambiente. La brisa del mar retrasaba el
calor que dentro de unas horas seguramente se volvería intenso. Pero, aun sin
calor, la gente que caminaba en la playa, los que vienen a comprar algo de
pescado reflejaban en su rostro gestos nuevos, se les veía que venían buscando
algo. También me extrañó que en ese día había más gente de lo normal. Y ¡qué
mala suerte! Ahora que hay tanta gente no pudimos traer nada de pescado para
vender.
(Música de olas)
Pedro: ¡Chinelas! Este mar
amaneció de malas. No nos dio ni un mugre cangrejo para tragar. Hasta parece que
todo se pone de acuerdo para darnos en la torre, ya nomás falta que nos orine
un perro.
Pancho: Ya cálmate, Pedro,
recuerda que Dios aprieta pero no ahorca. Hoy no se pudo, pero bendito sea Dios
que no nos deja sin nada; de seguro mañana nos irá mejor.
Por lo pronto
ya es hora de almorzar... no habrá caldito de pescado, pero por lo menos unas
lentejas bien calientitas sí tenemos.
Abdón: (con tono de burla)
Lo que le puede al Pedrito este, es que se cree el mejor de los pescadores de
por acá y... ¡míralo, tan machín y ni siquiera una sardinita pudo agarrar! ¡Ja,
Ja, Ja! Vamos a ver si por lo menos pa´
lavar bien las redes sirve.
Pedro: (Muy enojado) ¡Cierra
la boca condenado Abdón!, que no ando de humor para aguantar tus cosas. No me
creo el mejor, soy el mejor y te lo puedo demostrar cuando quieras... ¡Ahorita
mismo si quieres, no le´aunque esté desvelado!
Efraín: (con tono deprimido y
harto, gritó): ¡Ya déjense de niñerías! Es lo único que saben hacer:
pelear, gritar, echarle la culpa a los demás; como si no tuviéramos suficientes
broncas. ¡Ya es bastante gastarnos el lomo a diario como burros y no salimos de
pobres! de qué me sirve estar aguantando desveladas, tanto trabajo, y además
sus pleitos, ¡si no logro salir de lo que hasta ahorita ya me tiene harto! ¡De
plano... la vida es una mugre!...
Cronista:
Los pescadores habían desembarcado y con los ánimos hasta el suelo, pues
pasaron toda la noche tratando de pescar algo y no lograron nada.
Pancho: ¡Oigan! ¿No se les
hace mucha gente en la playa y con este fresco?, es raro, nunca había visto
tantos...
Mingo (Adolescente): Pues
nomás ustedes son los ignorantes... Todo mundo sabe que por aquí anda el
profeta; ese que se llama Jesús... Ese sí que es machín... cada vez que habla
me pasa algo raro, dice lo que necesito oír, como si supiera lo que estoy
necesitando... Él sí sabe de la vida... ¡Ah cómo me gustaría volver a
encontrarlo y oír todo lo que dice! Al fin y al cabo, ya es mi amigo, la otra
vez que andaba a´nca Pedro me saludó y estuvimos platicando, hasta le enseñé
cómo se hacen los papalotes.
Pedro: ¡Hay sí... el mingo
y su amiguito el profeta...! ¡Déjese de mensadas escuincle! y mejor échele
ganas a su chamba pa´que sirva de algo!
Mingo: ¡Miren, allá
viene... es Él... sí es Él!.... (gritado) ¡HEY... JESÚS!... ¡JESÚS!
Cronista:
La gente cada vez era más. Se corrió la voz de que Jesús andaba en la playa y
llegaban y llegaban cada vez más. Él se veía conmovido por ver a tantos
paisanos como con mucha necesidad de escuchar algo que les hiciera bien, que
les quitara la tristeza, la soledad, el vacío que muchos sentíamos. Por eso
todos queríamos verlo y escucharlo... algunos se empujaban para encontrar un
lugar muy cerca y querían tocarlo.
(Olas y mucha gente)
Jesús: ¿Qué tal doña
Susana? ¡Qué gusto volverla a saludar!... ¡Hola don Juan¡ ¿ya está mejor de su
rodilla?... ¡Mingo... hey muchacho!
¿cómo te portas eh?, apenas te alcancé a ver entre tanta gente... oye... ¿tu
sabes de quien son estas barcas?
Mingo: Sí una es de Pedro,
el viejo mula con el que trabajo, ¿la necesitas? ¿quieres que le llame?
Jesús: Sí mingo, hazme ese favor, dile que venga
¿sale?
Cronista: Jesús
se subió a la barca de Pedro y desde ahí pudo saludar a más gente, parece que
en dos días ya había conocido a todo el pueblo. En eso llegó Pedro, un poco
extrañado y se subió con Jesús a su barca; pero no lo interrumpió, y así fueron
subiendo a la barca Abdón, Efraín y los demás.
Jesús otra vez nos habló con esa pasión y con ese modo que encendía
nuestros corazones. No necesitaba muchas palabras para convencernos de que la
vida vale la pena, de que Dios está de nuestra parte; de que nosotros podíamos
volver a ser buenos; de que, aunque a veces la vida se pone oscura, Dios
siempre nos escucha y hace algo con nosotros, pues para Él nosotros somos parte
de su corazón.
Jesús: ...!... así es
que... amigos Dios ya está haciendo lo suyo, vamos a corresponderle haciendo
nosotros los que nos toca. Hay que arriesgarse, hay que confiar, dar de
nosotros confiando que Dios no nos deja... cada quien en lo que Él nos puso: en
la familia, en la chamba, en el barrio... y a ti Pedro, en la pesca...¡vamos,
anda... a pescar! ¡Arriésgate!
Pedro: Ni hablar Jesús,
usté sí que me convenció, tienes razón en todo lo que dices... me cae que
tienes mucha razón... (Pedro se recupera de la confusión y el asombro) Pero
eso de pescar ahorita... si apenas regresamos; estuvimos toda la noche y nada,
ni un pescadito pa´un caldo, nada... Pero... tú me das confianza compadre, se
ve que sabes...¡total, ya estamos arriba! Así es que... ¡a darle marineros que
no hay pa´comer!
Cronista:
Todos conocían a Pedro, sabían que a nadie le permitía que le dijera cómo se
hacen las cosas y se extrañaron que aceptara la sugerencia de Jesús de ir a
pescar. Por primera vez alguien sin alegatas lo había convencido. Parecía que
toda la nobleza de Pedro le opacó su mal genio... y remaron hacia donde estaba
más hondo, y echaron las redes.
Pedro: ¡Caray marineros de
agua dulce!... se siente muy pesada la red, ¿será posible que esté pasando lo
que veo? ¡Jajay... sí es posible! ¡Vean
nomás cuanto animalero traemos en la red...! ¡YiiJajay! ¡¿No que no salían pescaditos?!. ¡JA, JA, JAY! ¡Órale campeones! ¡A jalar, que
no hay que dejar que se nos vaya ninguno...¡ ¡Mingo... Mingo... Háblales a los
de l´otra barca, que se vengan de volada a echarnos la mano...!
Cronista:
A Pedro le brillaba el rostro de alegría y todos al verlo así, también se
alegraron. Todos sabían que se estaba cumpliendo lo que Jesús dijo: Dios está
haciendo lo que le toca, y faltaba que nosotros le creyéramos y nos
arriesgáramos haciendo lo que nos toca. Fueron las dos barcas y las llenaron
las dos, tanto que casi se hundían; y si hubiera habido otras tres, las mismas
que se hubieran llenado. A Pedro la alegría le llenó tanto que lo vimos como
pocas veces: conmovido, se le llenaron los ojos de lágrimas y entre alegría y
arrepentimiento notamos que algo había cambiado dentro de Él.
Pedro: ¡De
Plano....snif... eso es lo que en estos días había estado pensando... que no
servía para nada... un pescador que no sirve ni para pescar... un grandulón que
todo mundo o le tienen miedo o no lo quieren... por eso debía demostrarme a mí
mismo y a los demás que yo sólo podía ser el mejor, no me importaba que no me
quisieran. Pues yo mismo me bastaba.
Ya entendí
Jesús, yo sólo no puedo, no soy lo que presumo, ....soy un miedoso que esconde
su miedo en los gritos y en tanta palabrería que impresiona... snif... Y llegas
tú que apenas me conoces y me tratas como nadie me había tratado, sin miedo y
sin distancia, y te subes a mi barca como si fuera la tuya y me haces entender
que Dios no hace las cosas como yo quiero sino como Él quiere, y... snif.... y
me ayudaste a sentir la necesidad de mis marinos... y...y ¡PERDÓN...AMIGOS!
...¡PERDÓN HERMANOS!... PERDÓN TODOS! Ahora ya sé lo que les he hecho...
perdón. ¡Jesús... Gracias... perdón... mejor déjenme solo...perdón!
Jesús: ¡Tranquilo
Campeón!... ¿Sabes que para Dios eres mucho más de lo que tú crees? ¡Te
entiendo! ...Sé que da mucho miedo cuando ves todo lo que Dios quiere darte y
lo poco que le puedes dar... no tengas miedo! ¡Dios confía en ti, porque él sí
te conoce...! y ¿sabes qué? creo que necesito un grandulón como tú, que sepa
pescar.
Mingo: ¡Órale...! nunca me
habría imaginado verlo llorar don Pedro... no se apure, la verdad es que,
aunque a veces le digo mula, no creo tampoco que sea usté malo. ay usté
disculpe si a veces me ha mandado con usté, pero ya deje de llorar, íre
cómo lo ve la gente, qué van a decir...tan grandote y tan chillón. ji, ji, ji.
¿verdad Jesús?
Jesús: Ja, Ja, Ja, sí
Mingo... a ver: ¿quién se apunta?... de verdad Pedro, necesito algunos como tú...
Como ustedes muchachos... necesito valientes que quieran pescar, pero que de
ahora en adelante pesquen hombres vivos. Vamos a salvar a muchos de la
desesperación y la desesperanza. Te quiero pa´que seas Pescador de hombres
Pedro... Yo sé que tú no te echas pa´tras
Pedro: ¿Ya ven mis
marinos? Este Jesús sí que sabe con quien habla Juar, juar, juar, ... ¡Qué
Caray! ¡Claro que sí Jesús, cuenta conmigo! ya´stoy más puesto que un
calcetín...
Cronista: Mientras todo eso pasaba la barca llegó a la
orilla de lago. Desembarcaron todo, llenos de alegría y cantando y bromeando
limpiaron todo y se fueron a casa de Pedro, quien ya había decidido, junto con
otros, dejarlo todo para irse con Jesús.
No hay comentarios:
Publicar un comentario